Bonnard, una manera de entender el color
Reflexiones sobre Bonnard en QuitarFotos por Marcelo Caballero
A puro pincelazo, Pierre Bonnard dejó grogui los planteamientos fundamentales de la pintura tradicional. En particular, noqueó con la contundencia de su trabajo, la perspectiva renacentista y dejó fuera de circulación las leyes clásicas de la proporción y el movimiento. Todo esto resultó un campo fértil para algunos fotógrafos documentales coloristas preocupados por ciertos aspectos formales de la composición.

Este excepcional pintor francés comenzó a sobresalir a principios del siglo XX con pinturas que intercalan tonos cálidos en primer plano con fríos de fondo o viceversa. De esa manera altera la percepción de las distancias, le ofrece profundidad de campo a la escena. Esta característica formal de sus pinturas no pasó desapercibida para prestigiosos fotógrafos contemporáneos como Harry Gruyaert o Gueorgui Pinkhassov.

Otro aspecto formal de las pinturas de Bonnard aborda la “vibración visual” o “visión móvil”; un efecto pictórico que lo emparenta con la espontaneidad de la fotografía urbana. De hecho, Bonnard trabajó muchas escenas cotidianas en espacios públicos.

Esas vibraciones visuales empleadas como categorización de colores reemplazan sistemáticamente las perspectivas lineales tan usadas por los pintores del Quattrocento, y fueron un caldo de cultivo para las aspiraciones fotográficas del entonces joven fotógrafo Saul Leiter en los años ’50 del siglo pasado.

En pinturas como la que muestro a continuación, las figuras están como en espacios flotantes, suspendidas y que parecen deslizarse sin un punto fijo. Y las figuras, ubicadas en el margen derecho superior, se observan como desde una perspectiva diferente.

“Yo había entendido – señala Bonnard en una carta a un amigo – que el color podía expresar todas las cosas sin necesidad de relieve ni de modelado. Me pareció que era posible traducir luz, formas y carácter a través exclusivamente del color, sin recurrir a las relaciones de contraste”.

Lo revolucionario es que el ojo observador, al tener que desplazarse a través de un color a otro (de una figura a otra), hace que surja la sensación de un camino recorrido, generando así espacio entre las figuras. En donde “el camino recorrido” desemboca, como en la siguiente imagen de Bonnard, en tres personas situados lejanas al fondo creando la sensación de otra perspectiva, ligeramente vista desde abajo.

“Yo había entendido – señala Bonnard en una carta a un amigo – que el color podía expresar todas las cosas sin necesidad de relieve ni de modelado. Me pareció que era posible traducir luz, formas y carácter a través exclusivamente del color, sin recurrir a las relaciones de contraste”.