Reflexiones en Quitar Fotos por Marcelo Caballero
Todos sabemos que la fotografía tiene un lenguaje propio y autónomo que, en muchos casos, es difícil de explicar con palabras. A lo sumo, uno tiene que dejarse llevar por la emoción de hacer fotografías o de lo que transmiten ciertas imágenes. El resto es literatura, algunas veces, buena y otras veces, mala.

Entre la literatura “buena”, algunos especialistas idóneos con experiencia y tino explican y legitiman con credibilidad, eso de la potencia visual de una imagen, de cómo tiene que ser una composición acertada, uso de diagonales, planos, buena organización de objetos en el encuadre, colores, en fin, poner signos lingüísticos a un lenguaje que sobran las palabras. Y eso es la fotografía.
En este hoy, con tanta cultura visual, con tanta saturación de imágenes, intentar que alguien se quede unos segundos en tu fotografía, es ya todo un elogio, un piropo.
Toda esta farfullada de cosas es para decirles que una fotografía puede ser perfecta en composición (como señalan los manuales o los especialistas) pero que no nos transmite nada. En este hoy, con tanta cultura visual, con tanta saturación de imágenes, intentar que alguien se quede unos segundos en tu fotografía, es ya todo un elogio, un piropo.
Aquí ya entramos en zona misteriosa, más arriba de los 8.000 metros de altura como dirían los montañistas; un lugar que corresponde al insondable camino de la emoción ante lo visual y eso no se puede explicar. Y raya, como dije anteriormente, el misterio.

A mi, a ese momento, me gusta llamarlo flechazo: un sentimiento algo pasional, íntimo que te despierta una imagen o trabajo. En este sentido, me gustaría referirme al trabajo Srebrenica (que me hizo conocer mi buen amigo, el fotoperiodista Miquel Ruiz Áviles) del fotógrafo croata Tarik Samarah.
Un trabajo que conjuga grandes composiciones, de hecho puede ser un manual de composición de cómo hacer buenas fotos; y ese “flechazo” emocional que sentí ante cada una de sus fotografías. Un libro imperdible para la fotografía documental contemporánea.


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Web Tarik Samarah
Magnífico artículo, me encanta!!!